Este jueves visitó la ciudad el fascista de Sergio Berni. Lo acompañaron el burócrata sindical Antonio Caló, el ex ministro de Economía de la Nación Miguel Peirano, y el hermano del menemista Daniel, José Scioli.
Sin mucha sorpresas, las palabras de Berni se enfocaron en la cuestión de la inseguridad, el narcotráfico y el reforzamiento de las fronteras nacionales, en búsqueda del voto de agenda derechista.
Respecto a la inseguridad planteó que hay que "echar a los delincuentes extranjeros que infestan las grandes urbes, amparados por la laxitud de nuestras leyes" de quienes dijo que si la justicia no se ocupa, "los vamos a seguir electrónicamente mañana, día y noche ". Claro está que no se refería a los capitalistas que saquean los recursos naturales, contaminan y precarizan la vida de la clase trabajadora, a quienes jamás se les tocó sus intereses, sino que su mensaje apunta a generar un sentimiento de xenofobia en la población contra la inmigración, como suelen hacer los políticos de la derecha en momentos de crisis económica, para dividir las filas de los trabajadores, apoyándose en el reaccionario espíritu nacionalista burgués.
Siguiendo la misma línea dijo que los " militares tienen que volver a ocupar un rol preponderante, profesionalizarlos y equiparlos tecnológicamente en la custodia de nuestras fronteras ". Sí, su mensaje se refería a la misma fuerza que sembró la masacre más cruenta de nuestra historia reciente, y de cuyas filas, aún miles de genocidas forman parte.
Siguiendo la misma línea dijo que los " militares tienen que volver a ocupar un rol preponderante, profesionalizarlos y equiparlos tecnológicamente en la custodia de nuestras fronteras ". Sí, su mensaje se refería a la misma fuerza que sembró la masacre más cruenta de nuestra historia reciente, y de cuyas filas, aún miles de genocidas forman parte.
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